martes, 22 de mayo de 2007

¡Prohibido pensar, esto es una empresa!

Este es el título sugerente de un artículo publicado en el último número de Infonomia. Aunque recomiendo su lectura, sólo destacar algunos comentarios: Aunque el artículo está pensado en el campo empresarial, es perfectamente aplicable a nuestro ámbito, pues considero que la Administración Pública es una organización de trabajadores del conocimiento, para los que el arículo está especialmente dirigido.

El artículo comenta como los directivos de las empresas emiten mensajes apelando al cambio y a la innovación para ser más competitivos a la par que ponen obstáculos en el camino de la creatividad, de la innovación y el conocimiento, con lo que no solo impiden que emerjan los talentos más innovadores sino que ponen barreras a su propia competitividad (entendida en nuestro caso desde mi punto de vista como mejora continua en los servicios a los ciudadanos y a los clientes internos). Esto es, un doble lenguaje; destaca el artículo el papel nefasto de los cuadros intermedios al respecto.

Destaco otros dos párrafos del artículo:

“Pero estos nuevos planteamientos de gestión del talento, conocimiento y aprendizaje organizacional exigen «mimar a los trabajadores». No sólo hay que mimar los productos; tiene la misma importancia, o más si cabe, mimar a los trabajadores creando las condiciones y los necesarios espacios de libertad para que estos puedan realizar su trabajo de manera óptima”.

Flexibilidad, confianza en los empleados y desjerarquización son las palabras clave de estas nuevas formas organizativas inteligentes, basadas en el conocimiento y el aprendizaje organizacional, que las empresas deberán adoptar si realmente quieren tener éxito a la hora de implantar y desarrollar programas de gestión de la innovación y el conocimiento para ganar competitividad”.

Como comentario final una anécdota familiar: No conocí a mis abuelos pero creo que uno de ellos era bastante graciosillo. Como sabeis, por cuestiones climáticas la recolección en el campo se inicia en Andalucía, un mes mas tarde en la Mancha y otro mes después en Castilla Leon. Los segadores por tanto subian hacia el norte y algunos llegaban hasta el minifundio de mi pueblo y alrededores hasta que se inventó la máquina de segar ¡Gran invento!. Pues bien, dicen que mi abuelo decía “que los peones coman y beban que después ya trabajaran si quieren”. Incluso para segar bien tiene uno que estar motivado.

Un homenaje desde aquí a la maquina de segar Trepat, que tirada por un solo caballo cambió la estampa de la siega a finales en los años 50 (fué algo así como la revolución verde a la española). La vida cambió en mi casa con su llegada a finales de los 50. Casi 50 años despues puedo ver la fábrica por Internet.
Javier

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